El legal design o diseño legal es el proceso de aplicar el design thinking a información jurídica compleja para que sea más accesible y más fácil de entender para la audiencia destinataria. Por lo tanto, el legal design thinking es un movimiento cuya popularidad va en aumento, que tiene el potencial de brindar enormes beneficios, no solo a la profesión legal, sino a la persona común cuando se enfrenta a la ley.
Para la definición de legal design podemos decir que es un enfoque centrado en el ser humano que sirve para facilitar la resolución de problemas jurídicos y promover la innovación en este sector. Combina la experiencia legal del abogado con la mentalidad y las metodologías del diseñador y el potencial tecnológico de legaltech para crear sistemas jurídicos, servicios (service design), procesos, educación y entornos que sean más útiles, utilizables, comprensibles y atractivos para todos. De aquí que sea tan común usar el legal design en contratos, por ejemplo.
Legal design es un enfoque que busca comprender dónde existen las fallas cruciales en el sistema en este momento, para ayudar a dar el salto creativo, definiendo lo que podría ser un sistema mejor. Por esta razón es que el legal design fusiona la perspectiva legal y la metodología design thinking para lograr mejores procesos con mejores resultados
Para poder aplicarlo, antes hay que aceptar que es preciso priorizar a los usuarios del sistema, ya sean personas ajenas que intentan utilizarlo para resolver problemas o los profesionales que trabajan dentro de él. Un enfoque bajo la definición de legal design thinking nos hace hablar con estas personas, observarlas, co-crear con ellas y testear con ellas. Con esta metodología, los resultados pueden ser inspiradores y, lo que está claro es que, una vez que los clientes perciban el cambio, no habrá retorno al léxico complejo y lleno de intrincadas expresiones legales de la “vieja escuela”.
En líneas generales, entre los principales objetivos del legal design tenemos los siguientes:
Ejemplos de legal design hay muchos, desde políticas de privacidad diseñadas para ayudar a los usuarios a navegar por información importante, hasta prácticas guías explicativas sobre derechos humanos.
Así, el legal design thinking supone una oportunidad para que los abogados y sus firmas trabajen con diseñadores y especialistas, con el objetivo de garantizar que los destinatarios previstos puedan entender la información legal, los contratos y los términos que producen.
El desarrollo de los contratos de legal design debe basarse en buscar como resultado un documento visual que sea de muy fácil entendimiento para el cliente.
Teniendo esta premisa en cuenta, para elaborar un contrato con legal design te recomendamos seguir los siguientes pasos:
A continuación, algunas plantillas que funcionan como ejemplos de legal design que pueden ayudarte en tu proceso de cambio:
Te recomendamos realizar alguno de los siguientes cursos de legal design si quieres especializarte en esta metodología:
El enfoque legal design thinking nació en la Universidad de Stanford, como resultado de las investigaciones y prácticas realizadas dentro de la Stanford Law School. Por ello es que en esta institución se producen constantemente múltiples innovaciones sobre esta metodología.
De hecho, el equipo de legal design de Stanford conformó lo que actualmente se conoce como el Laboratorio de Diseño Legal, que es donde estudian y perfeccionan las metodologías de trabajo jurídico combinando las nuevas tecnologías, el diseño, las personas, los datos y la ley.
También, en el Legal Design Lab de Stanford puedes acceder a cursos en línea, publicaciones, workshops, plantillas, entre otros.
Las empresas deben concentrarse en implementar nuevas herramientas y formas de organizar sus procesos para satisfacer las necesidades de sus clientes. Aquí es donde la ley y los ejemplos de legal design van de la mano para ofrecer un mejor proceso. Ahora, ¿cómo puede el pensamiento de diseño legal ayudar a una firma de abogados?
Hay tres puntos principales en los que legal design es clave para marcar la diferencia:
Es un gran momento para crear un cambio positivo y fomentar el desarrollo de una amplia gama de habilidades y experiencia práctica para ofrecer mejores resultados. Al adoptar prácticas de legal design, los profesionales trabajan hacia un lenguaje simplificado y los abogados comienzan a adaptar sus documentos a audiencias con múltiples necesidades. Aquí es donde interviene el aspecto de visualización del diseño para respaldar la función legal a través de la combinación óptima de lenguaje y gráficos.
Existen muchos tipos de legal design; tantos, como áreas pueden cubrirse. Los más comunes son el diseño de contrato, de negociación o de litigios; variantes en las que el foco puede ponerse en el cliente y/o las partes interesadas.
El legal design es un campo nuevo, todavía en desarrollo, por lo que es interesante permanecer actualizado (algo que es posible con recursos como Legal Geek o Alianza de diseño legal) y abrazar la innovación, abriendo la firma de abogados al cambio y la tecnología también a través del Lean Management.
El legal design thinking es la aplicación de la metodología design thinking en el área jurídica, con la finalidad de ofrecer servicios legales que se adapten totalmente a las necesidades y al entendimiento de los clientes.
Las etapas del legal design son:
- Empatizar: Se determina cuál es el problema y las necesidades del cliente.
- Definir: Se define un punto de vista sobre cómo abordar el problema.
- Idear: Se realiza una lluvia de ideas para proponer soluciones.
- Prototipar: Se crea un primer diseño de la solución.
- Evaluar: Se testea la solución para obtener resultados de su rendimiento.
El legal design se caracteriza por combinar la tecnología, el diseño, el factor humano y la ley, para crear soluciones jurídicas que satisfagan a las personas.