La relación entre un cliente y su abogado está basada en la confianza mutua. Cuando esta desaparece, es normal que quien está pagando por un servicio opte por la resolución de contrato y prefiera buscar otro profesional que le ayude a resolver sus asuntos legales. Es una situación complicada ante la que un jurista debe saber cómo reaccionar.
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Obligaciones derivadas del contrato de prestación de servicios profesionales
Cuando un cliente decide encargar la llevanza de sus temas legales a un abogado se firma un contrata de prestación de servicios profesionales.
La regulación de este documento puede variar según el país en el que nos encontremos, pero por influencia del Derecho Romano rige aquí el “intuito personae”, del que se deriva que la contratación del profesional se hace en base a sus conocimientos o experiencia sobre una determinada materia. En este caso, por su experiencia en el ámbito jurídico.
Surgen entonces una serie de obligaciones para las partes. El abogado debe prestar asistencia jurídica, representar a su cliente en los procesos judiciales y realizar todas aquellas tareas a las que se haya comprometido. Por su parte, el cliente está obligado a pagar el precio acordado por los servicios que va a recibir, haciéndolo además en tiempo y forma.
¿Qué puede llevar a la resolución del contrato por decisión del cliente?
La relación abogado-cliente puede acabar por mutuo acuerdo de las partes, por haberse logrado el objetivo para el que se contrató al jurista o por decisión del propio abogado. Pero en esta ocasión nos vamos a centrar en las razones que pueden llevar a un cliente a decidir romper el contrato de prestación de servicios que le vincula con su abogado.
La más habitual suele ser el incumplimiento de obligaciones por parte del profesional. En algún punto de la relación el cliente ha percibido que no recibe de su letrado la atención que necesita, esto puede ocurrir por diferentes razones:
- El proceso se alarga injustificadamente.
- No se han presentado a tiempo algunos escritos.
- No se atienden las llamadas telefónicas del cliente.
- Resulta complicado concertar una reunión personal con el abogado.
- Considera que su letrado no está lo suficientemente preparado para llevar sus asuntos legales.
Todo esto da lugar a que se quiebre la confianza que el cliente ha depositado en el abogado y que, en consecuencia, quiera romper el contrato.
¿Cómo actuar ante la resolución del contrato?
Ningún abogado ni ninguna firma quieren perder clientes, ya que esto supone pérdidas a dos niveles.
- Pérdidas directas: es lo que se deja de ingresar por el contrato perdido.
- Pérdidas indirectas: hace referencia a pérdidas y daños menos cuantificables pero muy importantes. Aquí se encuentran los posibles daños a la reputación de la firma, aumento de los costes para captar nuevos clientes e incluso el daño moral sufrido por el abogado.
Lógicamente, no se puede obligar a un cliente a seguir trabajando con un abogado en el que no confía, pero es importante que antes de dejarlo marchar se obtenga información. Saber exactamente qué es lo que ha pasado y las razones que han llevado al descontento del cliente permitirán aprender de la experiencia y tomar medidas para que la situación no se vuelva a producir en el futuro.
Por tanto, la pérdida de un cliente es algo negativo, pero también supone una oportunidad para aprender y seguir mejorando.
2 comentarios
Octubre 23, 2020 12:30 am
Lo que resulta más sorprendente que muchos abogados dan servicios legales sin formular un contrato por escrito. Les dejo un formato de contrato de prestacion de servicios profesionales de México. Saludos.https://consultoriojuris.blogspot.com/2020/10/contrato-de-servicios-profesionales-en.html
Mayo 10, 2022 4:11 am
Excelente, he reflexionado sobre la importancia de saber valorar el trabajo y cumplir a cabalidad con lo determinado, es decir ser eficiente y eficaz en mi trabajo.
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