Imagina que cada cliente que llama a tu firma diga: “¡Por fin me explicaron esto sin jerga!”; que tu propuesta se diferencie no sólo por el “qué” haces, sino por el “cómo” lo haces y cómo se siente el cliente al trabajar contigo. Si eres dueño, socio o responsable de crecimiento de un estudio legal este artículo es para ti. Acá te mostramos cómo incorporar Legal Design y mejorar esa experiencia del cliente legal que marcará la diferencia.
El término Legal Design (o diseño legal) es la aplicación del enfoque de diseño centrado en las personas al mundo jurídico: hacer que los servicios, sistemas y documentos legales sean más útiles, usables y atractivos para quienes los usan.
En esencia, cuando implementas Legal Design, estás decidiendo: “No más contratos que nadie entiende, no más procesos ocultos que aburren al cliente, no más interacción fría.” Es, en palabras de uno de los artículos, “un enfoque centrado en el ser humano que sirve para facilitar la resolución de problemas jurídicos y promover la innovación en este sector”.
¿Por qué lo necesita tu firma? Porque el cliente legal ya no solo juzga por “¿me sabes de leyes?”, sino también por “¿cómo me haces sentir, entender y acompañar?”. Las expectativas cambian: quieren rapidez, claridad, trato personalizado.
Cuando estructuras tus servicios bajo este enfoque, no solo buscas atraer más clientes sino cultivar relaciones de lealtad, reducir fricción y generar una diferencia competitiva palpable.
Para implementarlo con éxito, ayuda entender los tres grandes ejes que lo sostienen: mindset, proceso y mecánica — en otras palabras, cómo piensas, cómo estructuras y qué herramientas usas.
Poner al usuario en el centro significa conocer sus miedos, expectativas y necesidades ocultas. Según un artículo, “es preciso priorizar a los usuarios del sistema, ya sean personas que intentan utilizarlo o los profesionales que trabajan dentro de él”.
Esto implica dimensionar que un abogado también es cliente interno; y el destinatario final (empresas, personas) es cliente externo. Adoptar mentalidad de diseñador significa no solo solucionar un problema jurídico sino hacerlo fácil, comprensible, con empatía.
Un buen marco de acción incluye estas fases:
Aquí hablamos de los “cómo”: documentos con lenguaje claro, mapas de proceso visuales, interfaces amigables, servicios que guían al cliente paso a paso, no solo el clásico “le mando el contrato y fin”. Por ejemplo: se pueden usar gráficos y elementos visuales (visualización de datos) para representar conceptos legales.
También un caso común es redactar contratos sencillos con un resumen visual del acuerdo, seguido de un contrato completo más claro y directo.
Aquí va el plan para que lo implementes (o empieces a implementar) con los socios, equipo y clientes de tu estudio legal.
Organiza sesiones de “voz del cliente”: entrevistas, observación del cliente en reuniones, revisión de qué les genera fricción al contratarte. ¿Cuántas veces piden explicaciones? ¿Cuántos abandonan? ¿Qué se quejan?
Anota: ¿qué necesita entender para decir “sí”?, ¿qué proceso lo hace sentir inseguro?.
Mapea tu customer journey jurídico: desde el primer contacto, la firma del engagement, la entrega de servicios, hasta el cierre. Identifica los “momentos de dolor”: documentos que no entienden, plazos que no saben, procesos que tardan.
Pregúntate: ¿dónde puedo incorporar experiencia del cliente legal para que digan “esto fue fácil, me trataron como persona, no como expediente”?
Invita a un pequeño equipo multidisciplinar (abogado + diseñador o ux + client experience) y haz un brainstorming de cómo puedes transformar esos puntos de dolor. Por ejemplo: contrato en dos niveles (resumen + detalle), vídeo de bienvenida para cliente, guía visual del proceso de litigio, o plataforma de seguimiento sencillo.
Luego haz un “prototipo” mínimo: uso de colores, iconos, pasos numerados, o versión piloto del servicio.
Entrega el prototipo a uno o dos clientes reales o casos reales, haz seguimiento de su experiencia, pregunta: ¿qué entendiste?, ¿cómo te sentiste?, ¿qué se podría haber hecho mejor? Recoge datos y ajusta.
Ese loop es clave para que el cambio sea auténtico — no solo “menos letra chica” sino “me entendí, me gustó, volveré”.
Ahora que tienes esa versión optimizada, integra en tu marketing y propuesta de valor: “Diseñamos tu experiencia jurídica para que entiendas todo, decidas rápido y te sientas acompañado”. Usa como argumento competitivo que aplicas Legal Design y mejoras la experiencia del cliente legal.
Además, procede a estandarizar internamente ese modelo para replicarlo en todos los clientes de tu firma y para que tu equipo lo aplique de manera consistente.
Como socio, dueño o director de operaciones de un estudio legal, estos son los beneficios que puedes obtener al aplicar Legal Design con foco en la experiencia del cliente legal:
No todo es automático. Algunos frenos típicos:
Si tú lideras un estudio legal, eres socio o estás a cargo del crecimiento, no es suficiente “ser buenos abogados”. Hoy se requiere diseñar la relación, el proceso, la experiencia. Al adoptar Legal Design y enfocar la experiencia del cliente legal, tienes la oportunidad de convertir a tu firma en un referente: no solo por lo que sabe, sino por lo que hace sentir, cómo lo entrega, y cómo se vive cada interacción.
Tus clientes lo agradecerán — y tu firma lo agradecerá aún más.