Tecnología y el mundo legal: ¿por qué tan lento?

Hace tiempo comentaba en mi blog, cómo la tecnología había cambiado mi vida. Soy de esa generación que nació en un mundo analógico y ha visto cómo la tecnología modificó muchas cosas en nuestras vidas.  

He pasado de escribir a máquina de rodillo con papel a una computadora y luego a una tablet. De escuchar música en discos de vinilo y cassettes, a tener música en CDs, en MP4 a YouTube y Spotify. De leer libros y revistas en físico (en bibliotecas), a CDs con muchísima información y a bibliotecas virtuales como E-Library o Scribd. De hacer llamadas en teléfonos con disco a celulares y luego llamadas por WhatsApp. De utilizar mapas impresos en papel a usar Waze o Google maps. Antes mandaba cartas escritas en papel por el correo, hoy envío correos electrónicos.

Algo similar ha pasado en mi vida profesional. Mi primer trabajo legal fue hace ya 30 años, como practicante (o pasante) en un estudio de abogados. De aquella época recuerdo el Diario Oficial (impreso y que había que leer todos los días). 

En esa época, en el área de archivo (en físico) teníamos files o folders organizados en diversos temas (p.e. civil, penal, mercantil, laboral) y sub-temas (p.e. derechos reales, familia, personas jurídicas, registral), donde se iban acumulando las normas que iban saliendo en cada uno de dichos temas. 

Hacer este trabajo requería la participación de muchas personas y gran cantidad de horas-hombre, a diario. Creo que el estudio organizaba este trabajo de forma rotativa. Los abogados asumían mensualmente la responsabilidad de actualizar dichos files. Era un trabajo que alcanzaba a los abogados y a su equipo de practicantes. Estos abogados eran los que primero tenían que leer el diario oficial (todos los días). Luego tenían que definir, cuáles normas iban en qué files. 

Claro, algunos abogados lo hacían directamente y otros, “delegaban” dicha función en sus asistentes o inclusive, practicantes. Finalmente, las normas se fotocopiaban (labor que usualmente hacían los practicantes) y finalmente se colocaban en los files.

Además de los files, se hacía una especie de índices, en tarjetas. Allí se tenía que hacer un registro de cada norma, un resumen de dos líneas y la referencia que tenía con otras normas (modificándolas o derogándolas). Todo eso, se hacía en una máquina de escribir electrónica. 

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La tecnología llegó a mejorar

Años después, ese servicio migró a realizarse en línea. Si salía una norma, todo se actualizaba de inmediato. Ya no había necesidad de dedicar el trabajo de abogados, asistentes y practicantes en dicha labor de actualización normativa. Mejoró la calidad de vida de todos ellos y la disponibilidad de tiempo para hacer trabajo más sustantivo o más productivo para el estudio de abogados. 

Al poco tiempo empezaron a surgir los servicios de referencia normativa, por computadora. Ahora recibíamos mensualmente un disquete (y posteriormente un CD) que contenía toda la información que antes elaborábamos manualmente. El trabajo manual se tenía que seguir haciendo, pero para actualizar la información que no llegaba en los disquetes.

Tiempo después descubrí que este tipo de sistemas puede ser muy sofisticado y se puede utilizar para acceder, sistematizar, vincular y organizar normas legales y también jurisprudencia (del sistema judicial y la administrativa) o doctrina (los comentarios que escriben los especialistas).

Es evidente que esa mejora tecnológica mejoró nuestra calidad de vida (legal). 

Sin embargo, siempre me ha llamado la atención lo poco que los estudios de abogados se habían “tecnologizado”. Además de dichos sistemas, ¿qué hemos tenido? Creo que computadoras, para usarlas como procesadores de textos (y para imprimir), internet para enviar documentos por correo electrónico y celulares (para mejorar las comunicaciones). Y creo, que nada más.

Esta tendencia que ahora suele llamarse legaltech es realmente reciente. ¿Son los abogados conservadores en su forma de trabajar? ¿No han visto la tecnología como una necesidad? ¿No la entienden?. Creo que ha sido una combinación de todo lo anterior.

¿Han sido los abogados muy conservadores?

En mi opinión, los abogados han sido -en general- muy conservadores y no han visto o no han entendido las virtudes y la potencialidad de la tecnología (aunque eso ha venido cambiando en los últimos 10 ó 15 años). Por otro lado, creo que también ha influido un actor con el que los abogados tienen que interactuar intensamente: el Sector Público.

En nuestros países, probablemente el Sector Público es el sector que menos ha avanzado en transformación tecnológica. Todavía tenemos trámites y actuaciones que se deben realizar presencialmente, documentos que se deben presentar en papel. El culto al papel y al sello, siguen siendo la regla. Lo digital avanza muy lentamente.

Sin duda nuestras vidas han cambiado y seguirán cambiando. La tecnología nos permite hacer muchas cosas de manera más fácil, más rápida, mejor; facilitándonos la vida, aumentando nuestro bienestar. Es bueno ver que el sector legal se está moviendo hacia la transformación tecnológica. El siguiente, debería ser el Sector Público.

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