La economía mexicana se contrajo 0.2% en el primer trimestre. Son muchos factores los que se están acumulando, y a meses de la Cuarta Transformación, es obvio que la preocupación empresarial teme a que este proceso natural de desaceleración de cada nuevo gobierno se extienda por un periodo más largo, y sea mayor al pronosticado por Banxico, preocupados de que el crecimiento económico en el primer año del gobierno de Andrés Manuel López Obrador sea en realidad negativo y le sea imposible llegar al 4% anual de expansión que prometió.
Cambios estructurales
Como consecuencia de este desaceleramiento ya empezamos a ver cambios estructurales profundos en el mercado legal nacional. Firmas grandes y reconocidas ya están recortando su plantilla de abogados para poder mantener saludables sus finanzas y ser competitivos en un mercado que se está volviendo cada día más complejo. Firmas de alto reconocimiento a nivel nacional e internacional ya están ofreciendo descuentos considerables de sus servicios a través de medios sociales, como si se tratara de vender un kilo de naranjas. Abogados con sus propias firmas boutique prefieren probar suerte uniéndose a firmas más grandes respaldándose de la posibilidad de un golpe financiero fuerte.
Muchos de nuestros clientes ya están tomando precauciones en caso de que la situación financiera obligue medidas radicales, sin embargo, no quieren sacrificar el buen servicio que le dan a sus clientes y a sus posibles nuevos clientes. Por eso cada vez que hablamos del tema de cómo ayudarlos en este momento de reajuste, siempre comenzamos con la misma pregunta.
¿Qué eliminarías de tu firma que crees que nadie extrañaría?
Una vez que les hacemos la pregunta a los socios, lo primero que les viene a la mente es el departamento de Recursos Humanos y de Mercadotecnia. Una vez que lo sugieren, nos voltean a ver, sonreímos, y les contestamos con un dicho mexicano que dice: “santo que no es visto no es adorado”. Y es que es muy difícil posicionarse en el mercado y sobre todo ser reconocido, pero es demasiado fácil desparecer del radar de los clientes.
Aunque curiosamente después de una introspección más profunda, los socios nos llevan a respuestas sorprendentes. Primeramente nos concentramos en la estrategia de la organización y en todas las ramificaciones que ha tenido la firma, evaluando cada una de ellas. También nos enfocamos en todos los programas y esquemas que han sido implementados, evaluando lo que vale la pena continuar y lo que definitivamente no agrega ningún valor a la firma.
La pregunta inicial, que parece al principio un juego de aventar culpas, resulta un ejercicio donde se evidencian las prácticas y políticas ineficientes. La eliminación de estos extras innecesarios no revolucionan la firma, pero lo que sí es un hecho es que la firma se puede convierte en más eficiente y, sorprendentemente, en un lugar más placentero en donde trabajar, en medio de la incertidumbre financiera que puede estar viviendo el país.
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