Todos sentimos que Chile necesita una cancha amplia y moderna donde todos puedan desarrollar sus talentos, aportar desde sus habilidades y crear una sociedad más justa y más libre. Pero hay un elemento que nos falta para lograrlo y es tener una sociedad más feliz.
Sí, y digo feliz porque es una aspiración profunda, intrínseca y de todos los tiempos. Estamos próximos a celebrar el Día Internacional de la Felicidad -20 de marzo- y ver el World Happiness Report, el cual clasifica a 156 países según su nivel de felicidad. No es raro que los países como Finlandia, Dinamarca y Suiza lleven la delantera. Hay algunos factores históricos que explican que los países nórdicos no sufrieron división social de clases ni desigualdad económica a principios del siglo XX. “La desigualdad tiene un efecto fuertísimo en la confianza generalizada de la sociedad. En sociedades más igualitarias, la gente confía más los unos en los otros. Esta confianza en alza contribuye, a largo plazo, a una preferencia social por un estado de bienestar universal”, aclara el informe.
En los resultados del 2020, Chile se ubicó en el número 37.
Existen diferentes aspectos del entorno social para explicar la felicidad de un país e incluyen: (i) tener a alguien con quién contar, (ii) tener una sensación de libertad para tomar decisiones claves en la vida, (iii) generosidad y (iv) confianza. Relean estos cuatro indicadores y súmenle que Nueva Zelanda y Dinamarca son los países con los sectores públicos menos corruptos del mundo.
Sabemos que en Chile “la cosa prendió” hace rato, para bien o para mal. Y el “estallido social” o despertar aclama demandas que tuvieron tanta fuerza que lograron poner en duda el régimen constitucional y ahora nos vemos enfrentados a elecciones populares para elegir Constituyentes; personas que nos deberán representar para pensar y decidir esta nueva Constitución que nos aguarda.
Yo espero sinceramente que los abogados y abogadas destaquen y sean elegidos como convencionales constituyentes en este proceso. Profesionales serios preparados para escuchar, leer, analizar, reflexionar y redactar una Constitución. Ojalá sean hombres y mujeres capaces, que aporten desde su experiencia técnica y permitan que las habilidades blandas de negociación los conduzca por un camino de acuerdos y modernización para Chile que nos lleve a que todos nos sintamos más felices.
Espero que podamos seguir subiendo en el World Happiness Report, que tengamos una mejor salud mental, menos estrés y trabajemos por una cancha más pareja donde la confianza entre hombres y mujeres, de derechas e izquierdas, exista y perdure. Probablemente siempre destacarán los más preparados, los más fuertes, los más esforzados. Y eso está bien, mientras el resto pueda navegar en paz y no con una descontrolada agresividad que solo nos produce inseguridad. ¿Suena imposible? Después de esta pandemia quiero creer que todo es posible…
De paso, los dejo invitados a partir del próximo 18 de marzo al Digital Summit desde España:
“World Happiness Week”. La idea es celebrar junto a expertos de diferentes materias la felicidad y
el bienestar como los nuevos paradigmas para el desarrollo humano. Click aquí.
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