El legaltech ha avanzado de forma sostenida en los últimos años, pero el 2026 aparece como un punto de inflexión para las gerencias legales. Ya no se trata únicamente de digitalizar procesos o incorporar herramientas aisladas, sino de replantear la forma en que se gestiona el riesgo legal, el cumplimiento normativo y la toma de decisiones dentro de las organizaciones.
Distintos análisis internacionales coinciden en que el próximo año estará marcado por un aumento en la presión regulatoria, una mayor exigencia de trazabilidad y un rol cada vez más estratégico del área legal. En ese escenario, el legaltech deja de ser un apoyo operativo para convertirse en infraestructura crítica para la gestión legal moderna.
Uno de los principales desafíos que enfrentan hoy las gerencias legales es la fragmentación de la información. Contratos en distintos repositorios, procesos judiciales gestionados en sistemas paralelos, obligaciones regulatorias controladas en planillas o correos electrónicos.
Según un análisis de Lexology, las organizaciones están migrando hacia modelos de gestión legal basados en plataformas integradas, capaces de centralizar información, procesos y métricas en un solo entorno digital
Este cambio responde a una necesidad concreta, tener visibilidad completa y en tiempo real del estado legal de la organización, algo que se vuelve clave en contextos de fiscalización, auditorías y toma de decisiones estratégicas.
La inteligencia artificial seguirá siendo uno de los motores más relevantes del legaltech en 2026, pero con un enfoque distinto al de años anteriores. El interés ya no está puesto en la experimentación, sino en el impacto real sobre la eficiencia, el control y la anticipación de riesgos.
De acuerdo con Forbes España, la IA aplicada al ámbito legal está evolucionando hacia modelos capaces de analizar grandes volúmenes de información, detectar patrones de riesgo y apoyar la toma de decisiones con mayor precisión
Para las gerencias legales, esto implica un cambio relevante en la forma de trabajar. Las tareas repetitivas y de bajo valor comienzan a automatizarse, mientras que los equipos pueden concentrarse en análisis, criterio jurídico y alineación con los objetivos del negocio.
El legaltech basado en IA no reemplaza la función legal, pero sí eleva su impacto dentro de la organización.
Otro de los grandes desafíos históricos del área legal ha sido la dificultad para medir su gestión con indicadores claros y comparables. En muchos casos, la información existe, pero no se transforma en datos útiles para la toma de decisiones.
Según Gartner, las áreas legales que adopten soluciones legaltech con capacidades de analítica y reporting tendrán una ventaja significativa frente a aquellas que sigan operando sin métricas consolidadas.
En 2026, la analítica legal permitirá responder preguntas clave para la alta dirección:
El legaltech se convierte así en una herramienta para justificar decisiones, priorizar recursos y anticipar escenarios, fortaleciendo el rol estratégico del área legal.
El avance de nuevas normativas de protección de datos y el fortalecimiento de los marcos regulatorios en distintos países está elevando el nivel de exigencia para las organizaciones. Ya no basta con contar con políticas internas, se requiere demostrar cumplimiento de forma continua y trazable.
De acuerdo con análisis publicados por World Commerce & Contracting (WorldCC), las organizaciones están enfrentando un aumento en los riesgos asociados a una gestión normativa fragmentada
En este contexto, el legaltech juega un rol clave al permitir:
El cumplimiento deja de ser un ejercicio reactivo para transformarse en un proceso permanente y controlado.
Todas estas tendencias confluyen en una transformación profunda del rol de las gerencias legales. El área legal deja de operar de forma reactiva o como un centro de costos para consolidarse como un actor estratégico en la continuidad, sostenibilidad y toma de decisiones del negocio. En este escenario, la adopción de legaltech va mucho más allá de la incorporación de herramientas, implica un cambio cultural y organizacional que exige repensar procesos, roles y formas de trabajo para gestionar de manera más eficiente la creciente complejidad legal y regulatoria.
El legaltech ya no es una innovación emergente, sino un requisito mínimo para una gestión legal eficiente, trazable y orientada a resultados. Por eso, incorporar tecnología que permita centralizar, automatizar y dar visibilidad a la gestión legal, como LemonFlow, se vuelve clave para alinear datos, procesos y personas en un solo modelo de gestión. El verdadero desafío para las gerencias legales no está en decidir si avanzar hacia la tecnología, sino en cómo integrarla de forma coherente con los objetivos del negocio, construyendo una gestión preparada para lo que viene.