¿Qué define el éxito de una firma legal? ¿El número de casos que gana o de negocios que cierra? ¿El monto de facturación? ¿El reconocimiento público y su aparición en índices y rankings? ¿Recibir el reconocimiento de sus clientes? Pareciera que estos son los hitos generalizados que existen para medir el éxito… Sin embargo, verlo así es verlo al revés y nos expone a perder de vista al proceso en aras de alcanzar el “resultado” -muchas veces- sin importar el costo.
Lo que a mi juicio define el éxito de una firma legal es su gestión del talento humano. Si los despachos jurídicos nos volvemos una plataforma de desarrollo humano que atraiga a los mejores profesionales, que nos brinde un ambiente sano, divertido e inclusivo, de constante mejoramiento de nuestras habilidades humanas y jurídicas, que incentive y cuide la salud mental, y donde el equipo no solamente trabaja y aprende junto, sino que se cuida entre sí; entonces generaremos un equipo de trabajo que brindará en consecuencia el mejor servicio jurídico y humano a sus clientes y muy probablemente obtendrá, por añadidura, todos esos hitos de éxito.

Definir este enfoque de gestión del talento humano cobra especial importancia en una época en la que se nos busca convencer que la inteligencia artificial (IA) nos va a dejar sin trabajo. Y efectivamente, si nuestras firmas legales miden el éxito sólo con base en el resultado, seguramente encontrarán maneras de sustituir a abogados con algún algoritmo que sea, al menos en teoría, más barato, rápido y menos propenso al error. Un futuro del mundo legal desprovisto del ingenio y empatía humanos sería, por decir lo menos, gris.
¿De qué depende que eso suceda?
- Primero, del avance tecnológico. Por más sorprendente que es, en la actualidad la IA no puede sustituir a un abogado… Sin embargo, es cuestión de tiempo.
- Segundo, del rol que desempeñamos quienes estamos en puestos directivos dentro de firmas legales. Si nuestro enfoque está exclusivamente en el resultado, por más que digan que no, próximamente veremos cómo los despachos cambiarán abogados por algoritmos. Si nuestro enfoque está en las personas – o en el proceso – encontraremos maneras de potenciar a nuestro equipo humano mediante la implementación de tecnología, y no buscaremos sustituirlo. Lo haremos mejor y más fuerte.
- Tercero, de la manera en la que nosotros, como operadores jurídicos, nos familiaricemos con la tecnología. Si la veamos como un aliado – casi como un súperpoder – que nos ayuda a ser más eficientes y más precisos y que por añadidura nos permite enfocarnos más en los aspectos de nuestro trabajo que los humanos hacemos mejor – la creatividad, la empatía, el instinto, etc. – y así, mediante esta simbiosis, nos volveremos realmente insustituibles.
¿De qué depende entonces el efecto que pueden tener los desarrollos tecnológicos en el mundo legal? De nosotros. Temer o resistir lo inevitable es fútil. Enfrentemos al presente con buen ánimo y una sonrisa, disfrutemos del viaje y celebremos nuestra humanidad, complementándola con los avances tecnológicos, que ahí está nuestra recompensa… El éxito llegará.
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