El nivel de competencia en el mundo de los estudios de abogados, la dificultad de sostener clientes y mantenerlos fieles, la competencia de precios, así como el crecimiento de la cantidad de oferentes de servicios jurídicos, hacen que el abogado deba poseer características y condiciones nuevas para destacar y ser, por tanto, valorado por los socios del estudio y por el mercado.
Ya no basta solamente con conocer las leyes que pueden afectar a los clientes, pues se necesitan más capacidades y habilidades para que un abogado sea un aporte efectivo al desarrollo de los estudios y la satisfacción de los clientes. Los abogados talentosos y destacados deben poseer más habilidades que en antaño.
Los reales requerimientos de un estudio hacia sus profesionales indican que las dimensiones sobre las que debe ser evaluado y medido un abogado hoy en día son:
Es conveniente elaborar un ranking interno que permita reconocer de manera más objetiva a un profesional de excelencia y destacado. En definitiva, un profesional de excelencia debe lograr sustentar su prestigio ante la sociedad y también internamente (ante los socios y pares), incorporando todos los elementos descritos, lo cual genera altos niveles de exigencia profesional para destacarse.
Finalmente, el ranking permite reconocer de manera objetiva los profesionales destacados dentro del estudio y evita percepciones personales subjetivas. Sin ranking, se debilita la formación profesional y se hace vulnerable la atracción, desarrollo y promoción de talentos.
El futuro de un estudio siempre estará depositado en la calidad de sus equipos y en la capacidad de administrar y generar los espacios para que los talentos emerjan aportando al desarrollo del estudio. La importancia del ranking radica en que es esto lo que ayuda a reconocer los talentos.