El nivel de competencia en el mundo de los estudios de abogados, la dificultad de sostener clientes y mantenerlos fieles, la competencia de precios, así como el crecimiento de la cantidad de oferentes de servicios jurídicos, hacen que el abogado deba poseer características y condiciones nuevas para destacar y ser, por tanto, valorado por los socios del estudio y por el mercado.
Ya no basta solamente con conocer las leyes que pueden afectar a los clientes, pues se necesitan más capacidades y habilidades para que un abogado sea un aporte efectivo al desarrollo de los estudios y la satisfacción de los clientes. Los abogados talentosos y destacados deben poseer más habilidades que en antaño.
¿Pudiese existir un ranking interno para evaluar de manera más objetiva el talento y las capacidades profesionales de los abogados en un estudio?
Los reales requerimientos de un estudio hacia sus profesionales indican que las dimensiones sobre las que debe ser evaluado y medido un abogado hoy en día son:
- Capacidad para tener un desempeño de excelencia ante el cliente. Los medios de evaluación deben incluir un sistema que permita reconocer a un abogado de excelencia profesional que considere:
- Visibilidad y prestigio creciente del profesional.
- Orientación clara hacia el cliente para satisfacerlo. Conocer la necesidad del cliente.
- Liderazgo e influencia interna y aplomo para enfrentar al cliente.
- Calidad y rigor profesional con conocimiento y experiencia creciente.
- Capacidad para ser eficiente en el trabajo manteniendo altos niveles de calidad. Se mide fundamentalmente a través de la capacidad de facturar horas en el tiempo.
- Capacidad para captar clientes y aportarlos al estudio. Esto se mide por los niveles de facturación por clientes aportados al estudio.
- Tener capacidad de aportar al estudio en otras dimensiones que generen valor. Entre ellas:
- Artículos o publicaciones ad hoc.
- Autoformación.
- Aportes para mejorar el funcionamiento del estudio.
- Ponencias en actividades masivas que den renombre al profesional y al estudio.
- Participación en comités que aporten al desarrollo del estudio.
- Figuración en medios de comunicación, etc.
Es conveniente elaborar un ranking interno que permita reconocer de manera más objetiva a un profesional de excelencia y destacado. En definitiva, un profesional de excelencia debe lograr sustentar su prestigio ante la sociedad y también internamente (ante los socios y pares), incorporando todos los elementos descritos, lo cual genera altos niveles de exigencia profesional para destacarse.
Finalmente, el ranking permite reconocer de manera objetiva los profesionales destacados dentro del estudio y evita percepciones personales subjetivas. Sin ranking, se debilita la formación profesional y se hace vulnerable la atracción, desarrollo y promoción de talentos.
El futuro de un estudio siempre estará depositado en la calidad de sus equipos y en la capacidad de administrar y generar los espacios para que los talentos emerjan aportando al desarrollo del estudio. La importancia del ranking radica en que es esto lo que ayuda a reconocer los talentos.
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