La semana pasada asistí a una conferencia muy exclusiva en Londres donde el único tema del que se habló fue marketing y business development legal. Éramos 90 personas que de alguna u otra manera nos dedicamos a este mercado. Fue evidente lo adelantados que están en el Reino Unido en cuanto a estos temas, aunque consultorías en México, Centroamérica, Perú, Brasil y Alianzas como LALMA estamos haciendo nuestro trabajo al respecto, aunque sabemos que todavía hay mucha tierra fértil que cultivar.
Una de las primeras conferencias la dio el Dr. Brennan Jacoby, fundador de Philosophy At Work, en la que habló de una perspectiva que se nos olvida y que es primordial, sobre todo en el área Legal: la ética. Así como los doctores tienen que hacer un Juramento Hipocrático, los abogados en su propio juramento tienen una responsabilidad con la legalidad. Y, por desgracia para México, Centro y Sudamérica la palabra corrupción es un común denominador.
No es que nosotros como individuos estemos más propensos a ser más o menos corruptos que otras culturas (la educación es un factor fundamental, por supuesto), pero tenemos que reconocer que nuestras instituciones están diseñadas de manera que es muy fácil caer en la corrupción. Es por eso la importancia de profesiones como la abogacía, que permitan ponerle un freno a ese mal que nos está destruyendo como sociedad civil. Tenemos que volver a creer en la ética y en la moral como medio para poner límites, para señalarnos el camino correcto que estamos tomando como país. Creer en la civilidad como única dirección que nos permite evolucionar.
De regreso a la raíz
Jacoby señala que debemos de regresar a la raíz, remontarnos a nuestros valores básicos, cuestionarnos a conciencia con tres preguntas fundamentales:
- ¿Quiénes somos?
- ¿Qué es lo que está pasando?
- ¿Qué debemos de hacer al respecto?
A partir de aquí podemos empezar a crear la premisa de a dónde queremos llegar, no solo como país o firma sino también como individuos. De las respuestas adquiridas se parte para poder dibujar un mapa a futuro y el camino que se debe de trazar, y sobre todo ver con qué herramientas contamos para llegar a las metas dispuestas.
Habilidades y herramientas
Hay dos habilidades que me parecen primordiales y que se nos olvidan con los años para una mejor ejecución del negocio, y que es importante nunca perderles de vista: la primera es la apertura de mente, muy usada en inglés como open minded, una vez que estamos en esta posición como individuos es más fácil traducirlo al éxito de la firma. El llegar a este punto de apertura es un ejercicio diario, aceptando las situaciones adversas y, sobre todo, estar dispuesto a perder el control para poder adquirir una posición flexible encontrando las mejores opciones y soluciones. La segunda característica es la curiosidad, el deseo de saber más, de abandonar la soberbia de que sabemos las respuestas a todo, recordemos que no siempre estamos en lo correcto.
Aprendamos a trabajar con una fórmula cuidadosamente mezclada de experiencia, pasión y conocimiento en la que nuestros colegas y clientes se vean incluidos. Estas dos características son las perfectas habilidades para poner los cimientos de una firma que tiene en sus objetivos crecer, mantenerse y ser líder en su mercado.
Es esencial que los individuos, especialmente las cabezas de negocio noten los momentos que cambian la fluidez del negocio, ya que el resultado profesional dependerá de nuestra respuesta a la que se puede: 1.- mantenerse alejado y con esto huir de la confrontación de la realidad, 2.- quedarse neutral, es decir, permanecer indiferente a estas situaciones o, por último, enfrentarlas, con todas las herramientas con las que se cuenta. Esta última opción, es la más difícil y compleja, pero a la larga dará mejor resultados en el crecimiento no solo laboral sino financiero y permitirá un desarrollo de confianza en el ambiente de trabajo, logrando un cambio de actitud dentro de la atmósfera legal.
Lograr cambiar la mentalidad
Una vez que encontramos respuestas honestas a las preguntas planteadas al principio, logramos cambiar la mentalidad de los individuos, de las firmas, de las áreas legales, conseguimos que todos los individuos se sientan tomados en cuenta, especialmente los clientes.
Platicaba el Dr. Jacoby que en una conferencia donde hablaban de la manera en que los socios de una firma demuestran sus habilidades de negocio, cuando un General Counsil de una compañía transnacional, comentó sobre su experiencia con los abogados de firmas: “(los socios) hablan más de lo que escuchan, ya con esto (yo como GC) me desconecto. Cuando los contrato los juzgo basándome en las preguntas que hacen”, algo para reflexionar, me parece.
Es muy difícil expresar en pocas palabras todo el efecto humano que tiene un negocio para volverse exitoso, pero está comprobado que si el cambio viene desde la cabeza es más fácil permear hacia todo el negocio; se vuelve, a la larga, un activo de la firma.
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